viernes, 16 de septiembre de 2011

Se multiplican los problemas judiciales para Silvio Berlusconi: el mismo día en que la fiscalía de Bari concluyó sus investigaciones sobre la presencia de más de 30 prostitutas en sus fiestas privadas, el Jefe de Gobierno italiano se enteró que podría enfrentar otro proceso, el quinto, en el Tribunal de Milán.
Los fiscales de Bari (Apulia, sur del país) depositaron este jueves las actas de acusación contra el empresario Giampaolo Tarantini y siete de sus asociados, principalmente por asociación para delinquir y por favorecer la prostitución, que incluyen más de 100 mil interceptaciones telefónicas muy comprometedoras para Berlusconi.
La hipótesis de los fiscales es que Tarantini -dueño de una empresa de accesorios médicos- creó una red de prostitución para “consolidar sus relaciones con Silvio Berlusconi, obtener a través de él encargos institucionales y lograr establecer, a través de su intermediación” contactos útiles para sus negocios e intereses personales.
Junto con los co-imputados, afirman los magistrados investigadores, el empresario “se ocupaba de buscar y seleccionar las prostitutas”, así como de “verificar su disponibilidad en prostituirse” y participaba en “la organización de veladas en las residencias del Premier”.

LOS CONSEJOS A LAS CHICAS

“¿A quién me llevas esta noche?”, le pregunta Berlusconi a Tarantini en una de las llamadas interceptadas que figuran en el fascículo judicial, en el que se subraya que el empresario se ocupaba incluso de instruir a las jóvenes sobre “la conducta que debían tener y el modo en que debían vestirse”.
Uno de los consejos más frecuentes de Tarantini a las chicas era “sobre todo no te pongas tacos”. Berlusconi, como es sabido, no es un hombre muy alto.

CASO ESCUCHAS

Y mientras los abogados del Premier se apresuraban en difundir un comunicado en el que definieron “del todo carentes de fundamento” las afirmaciones sobre las fiestas de Berlusconi contenidas en las actas de Bari, un nuevo problema judicial para su cliente llegó en la mañana de este jueves desde Milán.
Una jueza para las investigaciones preliminares de esa ciudad, en efecto, le pidió a la fiscalía que incrimine a Berlusconi por violación del secreto de sumario judicial, en referencia a una escucha telefónica de julio de 2005, cuyo contenido fue publicado por el diario de propiedad de su hermano, Paolo.
En diciembre de ese año, “Il Giornale” publicó el texto de una interceptación, en la que el entonces secretario de los Democráticos de Izquierda (DS, ahora Partido Democrático, de centro-izquierda), Piero Fassino, le preguntaba en tono de broma al administrador de la aseguradora Unipol, Giovanni Consorte, “Entonces ¿tenemos un banco?”.
Fassino se refería al intento de escalada financiera de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL) de parte de Consorte y otros asociados, que sucesivamente fue bloqueada por la justicia, en base a ilegalidades cometidas durante la operación.
Según la jueza Stefania Donadeo, está “históricamente demostrado” que pocos días antes de la publicación de la noticia en “Il Giornale”, Berlusconi recibió en su casa a Roberto Raffaelli, propietario de la empresa Research Control System, que había llevado a cabo la grabación para la policía tributaria italiana y le hizo escuchar la cinta.
La grabación, sostuvo Donadeo, constituyó un “regalo recibido” por Berlusconi “al acercarse las elecciones políticas” del 2006, ya que su divulgación “habría perjudicado, como luego sucedió, la imagen de Piero Fassino”.

PEDIDO DE INCRIMINACIÓN

Luego de la decisión del magistrado, la fiscalía de Milán debe ahora formular un pedido de incriminación contra el Jefe de Gobierno italiano, que será sucesivamente sometido a otro juez para las investigaciones preliminares, que decidirá a su vez si Berlusconi debe ser procesado.
El Premier italiano es ya el objeto de cuatro procesamientos ante el Tribunal de Milán: tres por presunta corrupción y uno por presuntas relaciones sexuales con una menor de edad, en el llamado “caso Ruby”.
A estos se debe sumar el procedimiento en curso contra Tarantini en Nápoles, en el que Berlusconi fue convocado como testigo: en ese proceso el empresario es acusado de chantajear al Premier con información sobre las fiestas en sus residencias privadas.

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